Son tus expectativas de lo que
esperabas de esas personas, las que te hieren. Y las expectativas las creas tú
con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias.
Si tu esperabas que tus padres te
dieran más amor y no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido. Son tus
expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron
violadas. Y tus ideas son las que te lastiman.
Si esperabas que tu pareja
reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo. Tu pareja no te ha hecho nada. Es
la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que
realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación.
¿Enojado con Dios? Son tus
creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende
ni daña a nadie.
Un hábito requiere de todas sus
partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma. El hábito de
sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada)
desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las 'ofensas'.
Cuando nacemos, somos auténticos.
Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente
por conceptos que nuestros padres, la sociedad y televisión nos enseñan. Y
crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de
tu vida y de cómo deben actuar los demás. Una novela que no tiene nada que
ver con la realidad.
También, las personas son
criaturas de inventario. A lo largo de su vida, coleccionan experiencias:
padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario
interior. Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en
nosotros que las positivas. Y cuando una persona es maltratada por alguien,
deja esa experiencia en su 'inventario'. Cuando conoce a alguien, tiene miedo.
Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que la que la
hirió. Saca una experiencia de su inventario negativo. Se pone los lentes de
esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su vida, con esos
lentes.¿Resultado? Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias
negativas. Y el inventario negativo sigue creciendo. En realidad lo que
hace es que te estorba. No te deja ser feliz. Y a medida que se avanza en años,
se es menos feliz. Es porque el inventario negativo aumenta año con año.
¿Has visto a las personas de edad
avanzada y a los matrimonios con muchos años? Su inventario es tan grande,
que parece que la negatividad es su vida. Una y otra vez sacan experiencias de
su inventario negativo ante cualquier circunstancia.
Una de las mayores fuentes de
ofensas, es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y
guiar su vida. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice 'no', creas
resentimientos por partida doble.
Primero, te sientes ofendido
porque no hizo lo que querías.
Segundo, la otra persona se
ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo vicioso.
Todas las personas tienen el
derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por
sí mismos. Déjalos ser! nadie te pertenece.
Cuando los colonos americanos
querían comprarles sus tierras a los Pieles Rojas, estos les
contestaron ¿Comprar nuestras tierras? ¡Si no nos pertenecen! Ni el
fulgor de las aguas, ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los cuales
solo cazamos para sobrevivir. Es una idea completamente desconocida para
nosotros'.
Ni la naturaleza, ni tus padres,
ni tus hijos, tus amigos o parejas te pertenecen. Es como el fulgor de las
aguas o el aire. No los puedes comprar. No los puedes separar. No son tuyos.
Solo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un río no lo
puedes atrapar. Solo puedes meter las manos, sentir el correr de las aguas
entre ellas, y dejarlo seguir.
Las personas son un río
caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar.
Ámalas, disfrútalas y déjalas
ir.
Marco Engelke