El
prurito es una sensación en la epidermis que incita a rascarse. Es el signo de
algo que nos pica. Indica que hay algo dentro de nosotros que nos excita y que
hemos pasado por alto y quiere ser descubierto y liberado, como una pasión
ardiente, un ardor o un deseo.
Cuando
rascarse alivia, es indicativo de que la persona ha sufrido un conflicto de separación
del placer.
“Estoy
frustrado, necesito placer y cuando me rasco siento esa sensación de alivio tan
placentera…es recibir lo que, esa persona que quiero, no me da”.
Cuando
rascarse no alivia nos habla de una problemática general de ruptura de
contacto/separación.
“Me
siento sucio desde que me tocó”.
¿Qué
cosa importante ocurrió en mi vida justo antes de la aparición de los primeros
síntomas de picor en un contexto de separación?
Cuando
tras el prurito existe un problema de bilirrubina en la sangre: conflicto de
separación con rencor, injusticia. “Ojalá nunca se hubiese acercado a mi”. “Lamento
tanto haber conocido a ese ser despreciable”.
También
puede aparecer prurito después de un cambio ocurrido en la vida de una persona
el cual le ha hecho romper con su pasado (conflicto de separación del placer) y
le ha obligado a buscar nuevas referencias, es decir, a desarrollar una nueva
identidad. ¿Cuál es mi nuevo sitio? ¿Cómo he de ocuparlo?
Asimismo
puede producirse prurito cuando una persona siente envidia de algo, pero no lo
expresa por miedo a herir a alguien o por lo que puedan pensar de ella.
Véase: PIEL,
CONOCERNOS ¿qué nos quiere decir el cuerpo con la
enfermedad?
Joman Romero