Múltiples
conflictos repetitivos no resueltos, vividos en todos los dominios (dinero,
pareja, trabajo, hogar…) que provocan múltiples cicatrices hasta un nivel que
fue insoportable.
Conflicto
de no poder comprender las cosas. Si no comprendo algo, no puedo aplicarle una
solución.
Conflicto
de falta de reconocimiento: “No puedo reconocer a los demás porqué yo mismo no
fui reconocido”.
Conflictos
con recuerdos demasiado duros (asesinatos, suicidios, grandes pérdidas…).
Conflictos
de contrariedad: Exigirse constantemente hacer algo que no se quiere hacer
hasta que la única solución es olvidarse de las obligaciones. “Quiero que estén
conmigo, pero yo no quiero estar con ellos”.
Conflictos
de separación y agresión.
La
persona que contrae esta enfermedad ha vivido en un estado de angustia y cólera
constante. (Se siente desesperada porque no sabe aceptarse, ni es capaz de
aceptar la vida tal como es).
El
hecho de haber pasado por muchas dificultades o haberse sentido psicológicamente
muy presionados por ellos mismos, por los demás, o por la convivencia íntima
con una persona avasallante y dictatorial o por un agotamiento de las energías
como consecuencia de una vida muy activa en la que han tenido que tomar muchas
decisiones y han asumido muchas responsabilidades, han servido como causas para
que el individuo se desespere y busque una protección de su entorno, a la vez
que una venganza, a través de una
patología como el Alzheimer con la que el contacto con la realidad queda
bloqueado por la pérdida de sus facultades conscientes.
También
puede manifestarse esta enfermedad en un momento en el cual el enfermo ha
perdido algo a lo que estaba muy apegado: “conflicto de separación”. Puede
tratarse de la pérdida de contacto con alguien o a la separación simbólica de
su juventud, del poder, del éxito, de la belleza, etc. Como consecuencia creen que su vida se
derrumba porque le faltan los cimientos e, inconscientemente, cortan la
relación con el mundo y se niegan a responsabilizarse de su vida, obligando a
los demás a que asuman sus propias
responsabilidades.
En
definitiva, es como una regresión en el plano corporal, psíquico y espiritual
hacia la infancia.
Recomendaciones
para recuperar la salud física, emocional y espiritual:
Una
vez que este malestar se ha desarrollado, es muy difícil volver al principio
debido a la negativa del afectado por curarse, lo adecuado para no llegar a
estos extremos, es el acto de prevenir.
La
mejor prevención para esta grave enfermedad es el desapego de las cosas
materiales y buscar la conexión con nuestro verdadero poder, con la divinidad
interior.
Asumir
que también podemos continuar siendo una persona importante y querida, aunque
ya no queramos tener la responsabilidad de hacernos cargo de todo, ni
acordarnos de todo.
Desprendernos
del pasado y vivir aquí y ahora. Relajarnos. Asumir la muerte. Volver a ser
como un niño.
Ha
de prestarse mucha atención a la pérdida o debilidad notable de la memoria que
suele presentarse como mecanismo de protección frente al sufrimiento provocado
por una separación no deseada.
CONOCERNOS ¿qué nos quiere decir el cuerpo con la
enfermedad?