Alteración de la conciencia,
la percepción y la conducta que se caracteriza por sentimientos de tristeza,
descorazonamiento y apatía. Está ligada a un drama personal ya sea este
consciente o inconsciente.
La depresión frecuentemente se
relaciona con el hecho de quererse “quitar la presión” de los dramas con los
que cargamos en nuestra vida, por eso hacemos una –de- presión. Es la
manifestación pasiva de la agresividad no expresada hacia uno mismo.
El sentido biológico de la
depresión es el de dejar a la persona paralizada, el cerebro envía una
neutralización hormonal para preservar a la persona, y darle tiempo para que
pueda tomar las decisiones que necesita, para reencontrarse y emprender de
nuevo su camino.
La depresión se manifiesta
cuando una persona sufre dos conflictos muy importantes. Por un lado padece un
conflicto de identidad o no reconocimiento y al mismo tiempo sufre un conflicto
de contrariedad o pérdida de territorio y la sensación de no poder hacer nada
con respecto a lo que perdió, es decir, se siente impotente para recuperarlo.
Ejemplo: la señora X ha
perdido la identidad, como madre, ante sus hijas. Se han rebelado, le faltan al
respeto, no la tienen en cuenta y no la reconocen. Por su parte, su marido, es
el que organiza su territorio, en todos los aspectos y la subestima. En su
trabajo también se ha sentido desplazada por un nuevo compañero.
Como se puede ver ha sufrido
un conflicto relacionado con la pérdida de identidad como madre, más otro
conflicto doble de pérdida de territorio, en su casa y en su trabajo y los
siente como una desvalorización propia y con culpabilidad.
Hay que tomar conciencia que
para el individuo que sufre depresión, el territorio es muy importante, es una
persona territorial. Además siempre vive los conflictos en términos de ganar o
perder. Este programa ha podido ser heredado de alguno de sus padres. Y, por
consiguiente, la persona depresiva suele proyectar la figura del padre o
de la madre en la pareja.
¿Cuál fue la primera pérdida
en mi vida? Puede estar relacionado a una pérdida emocional afectiva o en su
trabajo, negocio, etc.
También pueden caer en una
depresión profunda, aquellas personas que tuvieron durante la niñez algún
conflicto con su progenitor de sexo contrario. De algún modo han podido sentir
el rechazo, el abandono, la humillación, la traición o haber sido tratado con
indiferencia o falta de respeto por parte del padre o de la madre y aún
conserva en su interior, el dolor, el rencor y sobre todo la ira, que le
produjo ese hecho.
Como se siente impotente para
expresar la ira por miedo a perder el apoyo y el amor, ahora se mueve dentro de
esta negatividad y la única alternativa que encuentra es proyectarla en su
cónyuge.
En algunas mujeres, la
depresión puede estar relacionada con un conflicto de frustración sexual
enmascarada, en el que la sexualidad es vivida como un territorio, “es mío”.
Del mismo modo, la tendencia a
mantener la ilusión por el mañana, con la esperanza de un futuro prometedor y
el entusiasmo por todas las grandes cosas que aún están por llegar...dinero,
poder, felicidad, etc.; de cualquier manera el poder alcanzar todo esto, nos
motiva enormemente.
Aunque el presente sea
miserable, lo desterramos y nos olvidamos de él gracias a los sueños que
tenemos depositados en el mañana, en el que todos nuestros anhelos se verán
satisfechos. Pero, pasa el tiempo y la realización de nuestros sueños nunca se
hace realidad… entonces nos sentimos desesperados y desesperanzados.
De alguna forma la ilusión nos
motivaba, pero, pasado el tiempo, y viendo que todo sigue lo mismo, la
frustración y el pesimismo nos deja sin energía.
La depresión es un estado de agotamiento
energético. Hemos perdido el sentido de la vida, no aceptamos el presente ni
nuestras condiciones de vida; nos auto culpamos o culpamos a algo o a
alguien, juzgamos y criticamos.
Estamos motivados por la
negatividad. Nuestra capacidad para reír ha desaparecido, sentimos falta de
amor y de autoestima, hemos perdido interés por el trabajo, las relaciones, la
comida, el sexo, las aficiones, etc.; por todo lo que nos rodea. Ni siquiera
podemos dormir.
Rechazamos nuestras
responsabilidades, nos escondemos ante los deberes y las dificultades, porque
nos sentimos impotentes e incapaces de tomar decisiones, de movernos o de
actuar y además, no queremos pedir ayuda ni queremos ayudarnos; preferimos que
sean las circunstancias o los demás quienes cambien. Sólo nos apetece dormir y
no hacer nada. Nos declaramos en huelga de la vida.
Éste estado de desesperación
se puede manifestar también en individuos materialistas que han estado durante
la mayor parte de su vida persiguiendo logros materiales y que han conseguido
todo lo alcanzable, pero ahora no pueden disfrutar de nada porque en el afán de
acaparar riqueza, poder, reconocimiento, etc. se han perdido a sí mismos y no
tienen ninguna razón por la que vivir; interiormente se sienten vacíos. “No
vale la pena intentarlo, para qué lo hago, la vida no funciona”
Se puede decir que
generalmente, las personas deprimidas tienen una falta de habilidad específica
en alguna área de su vida, puede ser respecto a la economía, a la parte
afectiva, a la profesional, etc. Pero no toma conciencia de ello y piensa que
la falta de habilidad en esa área no solo afectará a ese ámbito en concreto,
sino que influirá en toda su vida y eso le hace sentirse mal y se culpa por
ello. La persona deprimida tiene la tendencia a atribuirse que todo lo que está
saliendo mal a su alrededor, es responsabilidad suya. Además, está convencido
de que las cosas siempre van a ser así, tiene una mentalidad de que las cosas
son permanentes y, por último, cree que esto le afectará en todos los aspectos de
su vida, que tendrá una influencia global.
Depresión endógena: Relacionado
con el Transgeneracional. Casi siempre se trata de un yacente (persona que
cargan con un muerto a sus espaldas) Su causa puede hallarse en historias
relacionadas con el clan o de proyecto sentido, duelos no realizados,
responsabilidades sobre dramas no asumidas. Pérdidas económicas, dramas
amorosos, muertes, abandonos, etc. Estas personas tienen muy claro que:
“Siempre me he sentido triste”. Un ejemplo muy habitual es el caso de la mujer
que durante el proceso de su embarazo, sufre la pérdida por muerte de un
familiar muy querido y el duelo se bloquea y lo proyecta en el bebé.
Depresión reactiva: Surge
como consecuencia de un hecho traumático preciso. Las personas que sufren esta
depresión se desvalorizan de gran manera. El conflicto está bastante claro pues
aparecen los síntomas en los seis meses posteriores al gran shock.
Depresión post-parto: En
el momento del parto se pasa de mujer a madre y consecuentemente, se pierde un
tipo de vida a la vez que se afronta una tarea nueva de gran
responsabilidad, la cual puede asustar y desvalorizar a la mujer.
Recomendaciones para recuperar
la salud física, emocional y espiritual:
No lo has podido explicar mejor Joman, yo la sufrí durante una época mientras estaba en la facultad y no me costó la carrera porque gracias a Dios conocía a la mujer que a día de hoy es mi esposa, sino nunca se sabe donde te puede llevar... Un saludo
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