La
ictericia es una coloración amarillenta de la piel y de las mucosas debida a un
aumento en la cantidad de bilirrubina.
Indica
un desequilibrio mental provocado por una tensión, por una decepción con
respecto al exterior. La persona siente emociones amargas muy intensas de
envidia, disgusto, frustración y mucho rencor.
Si
la ictericia es de origen hepático el individuo se encuentra en una situación
personal en la que su entorno le hace dudar de sí mismo.
Si
el origen de la ictericia es biliar (territorio) la persona tiene dudas con respecto
a la posición que ocupa. Amenazas en el territorio.
Si
la causa de la ictericia se encuentra en el páncreas la persona puede sentir
que no se siente reconocido por los demás.
También
indica que la persona reprime su enfado con alguien o con algo, contra lo que
él cree que no puede hacer nada, se encuentra como en un callejón sin salida.
Conflicto
de rencor respecto a una creencia.
Ictericia del recién nacido: Conflicto de “rencor vivido por la madre durante el embarazo”.
En el bebé se proyecta la solución del conflicto.
Conflicto
de tener que proteger al bebé de una familia tóxica, que esconde el deseo de
que no pertenezca a esa familia.
Otro
conflicto que puede producir ictericia es cuando la madre siente:
“Tengo
miedo que mi leche no sea suficientemente buena para mi niño”.
La
madre ha de saber que la leche que ella produce siempre se va modificando
dependiendo de las necesidades del hijo. Es decir, según los nutrientes que el
bebé demanda, su leche se los proveerá.
CONOCERNOS ¿qué nos quiere decir el cuerpo con la
enfermedad?
Joman Romero
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