
Nombre genérico que recibe la extremidad superior, pero en realidad solo hace referencia al segmento que va del codo al hombro. Del codo a la muñeca es el antebrazo.
Los brazos tienen que ver con nuestra capacidad y habilidad para actuar, trabajar, cargar, para abrazar a las personas, para aceptar y para acoger las experiencias de la vida “con los brazos abiertos”.
También reflejan nuestro carácter, nuestra manera de expresarnos, nuestra utilidad y nuestra valía; con ellos golpeamos, protegemos, acariciamos, sujetamos, etc.
Si aparece algún síntoma en ellos, dolor, herida, fractura, etc., quiere decir que estoy viviendo un conflicto emocional de desvalorización con respecto a alguna actividad que yo realizaba y que por comentarios negativos o críticas de alguien, he perdido la confianza en mí o en mis aptitudes.
Algo me ha hecho sentir menos, incapaz, torpe, etc.
Puede hacer referencia a alguna situación afectiva o bien relacionada con el trabajo o con alguna actividad cotidiana que realizo y, por haber cometido un error, me ha acarreado consecuencias muy graves.
Por ejemplo: “Por no haber maniobrado bien, atropellé a un compañero”, “No pude sostener bien la carga y cayó todo al suelo”, “Por no saber usar bien una herramienta de mi trabajo mis compañeros se ríen de mí”, “Ya no soy capaz de hacer aquello que siempre hacía con mis brazos”
Por lo tanto, siempre debemos averiguar qué acción llevada a cabo con los brazos ha sido frustrante para mí o he perjudicado a alguien y me ha hecho sentirme desvalorizado.
Los brazos también se pueden ver afectados cuando me veo obligado a “soltar algo”, en contra de mi voluntad.
“No pude abrazarlo”,
“Me fue imposible retenerlo”,
“No pude impedir que se marchara”
¿Siento miedo a realizar algo, alguna tarea o a las consecuencias que me pueda acarrear?
¿Estoy a disgusto con alguna situación afectiva o bien alguna circunstancia en el trabajo o con las órdenes que recibo?
¿Es imposible llevar a cabo alguna acción referente a mi ámbito familiar o profesional?
Cuando me siento culpable al darme cuenta de mi incapacidad para abrazar a mis seres queridos; o cuando estoy triste y apenado porque no me veo útil en el trabajo y carezco de confianza en mis capacidades; estas tensiones se manifestarán en mis brazos a través de dolores o traumatismos.
“No me gusta que se me acerquen, ni que me abracen”,
“No me gusta hacer este trabajo”,
“Me molesta cómo mi jefe me da las órdenes”,
“Me veo incapaz para hacer este trabajo”
Cuando estoy harto de algo o de alguien y no quiero reconocerlo, mis brazos no reciben estímulos de mi cerebro y me lleva a recogerme en mí mismo cargado de dolor y de sufrimiento, sin darme cuenta que solo yo mismo, con mi actitud, o en este caso, más bien con mi desidia, lo he provocado.
Brazo derecho (zurdo para los zurdos): si tengo molestia me indica un conflicto relacionado con personas que amo o con algo que me gusta mucho hacer. También me habla acerca de mi dolor por dejar partir a quien amo (hijos, familia…).
Brazo izquierdo (derecho para los zurdos): me advierte de una situación de peligro que estoy viviendo.
“No pude protegerme, defenderme de agresiones”.
“Quiero mantener a alguien a distancia”,
“No pude alejar a…”
Aunque la simbología del brazo está relacionada con el trabajo, con la acción o con nuestra intención de querer abrazar o no, etc., es necesario tener en cuenta si la dolencia afecta a la piel, músculo, hueso, etc. para hacer la interpretación conjuntamente
Del mismo modo, si no me identifico con ninguno de los problemas mencionados, entonces deberé analizar mi árbol genealógico y buscar entre los ancestros con los que tengo afinidad si alguno vivió a la misma edad en que yo me vi afectado, cualquiera de las experiencias mencionadas y yo, por lealtad familiar, estoy arrastrando ese programa.
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Imagen: menshealth.com