Causas emocionales de los problemas en los DIENTES

 
Los dientes representan nuestra capacidad para expresar lo que pensamos y nuestra manera de “afirmarnos” o de “morder” en la vida. Morder es un acto de agresividad, de poder, una toma de posesión.
Biológicamente, tanto los dientes como las uñas son las herramientas naturales que tenemos para defendernos.
“No soy capaz de afirmarme o alguien me impide afirmarme”.

Una mala dentadura es señal de una agresividad contenida y de escasa vitalidad.

Quien la padece evita los conflictos y carece de la capacidad de “hincarle el diente” a un problema.
Le falta empuje para abrirse camino en la vida (“enseñar los dientes”) ya que se siente impotente e incapaz de defenderse.

Caída de dientes: es la consecuencia de haber vivido un conflicto de desvalorización por “no poder morder, pelear”. Quizás, no he podido atrapar o he sufrido una pérdida de algo (bocado) por no poder pelear porque se trata de una autoridad o alguien que es muy significativo para mí y le tengo mucho respeto.

Por eso se me caen los dientes, para no morder. “Podría morder, soy capaz de hacerlo, pero no tengo derecho a hacerlo, “me han educado demasiado bien”. O, tal vez, me desvalorizo “por no ser capaz de morder”, porque me siento más débil.

Otros problemas dentales están relacionados  con nuestras dificultades para “ir hacia delante”, para tomar decisiones y eliminar los obstáculos que nos impiden avanzar.

Absceso: Un absceso dental o flemón, es un absceso localizado en una encía, debido a una infección en una pieza dental enferma o dañada.
El pus recoge lo malo o perjudicial acumulado, para poder expulsarlo.
En este caso, se expulsa eso que nos impedía tomar una decisión (atrapar un bocadoo en forma de decisión).
Los restos de la batalla (infección) por esa decisión están siendo eliminados. Si volvemos a entrar en el conflicto el absceso puede perdurar. 
Decisión que no hemos tomado o que no hemos sabido mantener coherentemente.
Contrariedad que aparece con ira y frustración, respecto a una decisión que me corroe por dentro y no consigo tomar. 
Buscar el sentido del diente en el que aparece. 

La carie dental es la manifestación de un dolor interior profundo.

Algo me roe hasta lo más hondo de mi ser, quizás porque no hemos sabido expresar a tiempo las palabras que deberíamos haber dicho o por no haber tomado la decisión adecuada en el momento oportuno.
Cuando afecta a la parte esmaltada, hemos vivido una situación en la que teníamos el deseo de “morder” a alguien y no lo hemos hecho porque “un niño bien educado no hace este tipo de cosas”.
“No tengo derecho a defensa, ni a ataque”.
Cuando afecta al hueso, conflicto de desvalorización al no poder o al no ser capaz de morder por sentirnos demasiado débil.
De este modo nos bloqueamos y no podemos actuar ni manifestar nuestros deseos.
“No soy nada, ni siquiera puedo enfrentarme a los demás, para defenderme con uñas y dientes”.
Las caries también nos indican que tomamos la vida demasiado en serio y que nos impedimos reír.
Pulpa de los dientes: “No está permitido alimentar mi agresividad”.
Bruxismo o rechinar los dientes: (visitar el enlace)
Avulsión dental: Diente (de adulto) que sale de su posición habitual. Puede que caiga del todo o se mueva o desplace.
El sentido es cambiar la posición del diente a una que nos permita “morder” mejor el bocado.

Desvalorización por no poder atrapar el pedazo (morder) o por no poder expresarse (no me apoyan en mis ideas o palabras).

Miedo de lastimar a otro.
Diente que avanza: Quiero acelerar.
Diente que retrocede: Quiero frenar.
Hay que tener en cuenta la pieza afectada y a su función o simbolismo.
Piorrea: Se manifiesta en personas muy indecisas, que tienen verdadero pánico a la hora de tomar decisiones o expresarse libremente y decantarse.
Agresividad reprimida por miedo a herir a los demás o a ser herido por ellos.
«Podría morder, soy capaz de hacerlo, pero no tengo derecho a hacerlo, me han educado demasiado bien».
Acometer la vida y tratar de imponerse. Abrirse paso. Hincarle el diente a los problemas.

Sarro: El sarro es un intento de protección.

Se deposita principalmente en las encías de abajo, debido a que esta zona representa nuestra parte más frágil y más vulnerable.

Las personas que fabrican mucho sarro son hipersensibles.

Han venido al mundo en un clima de frialdad, de miedo, de angustia o de inseguridad.
Con el sarro tratan de cubrir y ocultar sus faltas y sus debilidades: «Así sentiré menos miedo».
Si el sarro aparece en la parte externa de las encías, está tratando de protegernos  de las agresiones que proceden de afuera (bofetadas, maltrato, humillaciones).
Si el sarro se deposita sobre todo en el interior, la persona no quiere sentir su debilidad, su pequeñez y cuanto necesita a los demás para satisfacer sus necesidades. 
El sarro es en general una «enfermedad» del adulto.

Si se manifiesta en el niño, es un signo de hipersensibilidad exacerbado contra el que el niño trata de luchar. 

¿De qué o de quién trata de protegerse?
Hay quienes desarrollan sarro después de entrar en el colegio, tras una separación o aquellos que sufren de acoso escolar. 
«Estoy inmerso en un medio demasiado duro para mí». 
Dar  seguridad, confort y protección será entonces tan importante como quitar el sarro.
En los niños es importante averiguar si el conflicto pertenece a la madre y lo proyecta en él (proyecto sentido).
Soñar con dientes que se me caen: Algo se me escapa y no lo puedo atrapar.
 

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Imagen: centauro.com.mx

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