La forma del cuerpo tras la herida del RECHAZO

El cuerpo de un individuo es su realidad más inmediata y el puente que conecta su realidad interior con la realidad del mundo exterior.

Pero el individuo fraccionado (rechazado) en esta encarnación esto no lo contempla.

Él cree que tener un cuerpo físico es sinónimo de sufrir, ya que guarda en su inconsciente memorias de torturas y de mucho dolor físico y trata de impedirlo ausentándose, apartándose de él.

Por ello, hace uso de su cuerpo como si de un objeto se tratara.

No tiene clara consciencia de su yo corporal, no tiene la sensación de que él sea su propio cuerpo, sino más bien la de que el cuerpo es la morada de su yo sensible y pensante.

El cuerpo está sometido a un estado de tensión muy elevado para intentar aislarse emocionalmente del sentimiento del pánico.

Por su tendencia a escapar, la contextura física es alargada, con cierto desequilibrio hacia la izquierda o hacia la derecha.

Normalmente es alto y delgado, lo cual, inconscientemente, le ayuda a ser más invisible, aunque también puede darse el caso de algún individuo con cuerpo pequeño, aunque frágil y ligero.

Las principales áreas de tensión se encuentran en la base del cráneo, en las articulaciones de los hombros, en las de las piernas y la pelvis, y alrededor del diafragma.

Suelen sufrir de espasticidad en los músculos pequeños que rodean a las articulaciones y, debido a ello, pueden tener problemas en esta parte de su cuerpo.

Los pies son débiles y sus articulaciones son rígidas e inmóviles, especialmente la de los tobillos.

Estos cuerpos débiles y sensibles parecen disjuntos, como si fuesen una combinación de piezas que no se hallan integradas, como si no encajasen bien unas con otras, se nota como falta de coordinación.

Esto se puede apreciar en la falta de armonía y en la torpeza con la que se mueven.

La debilidad y la falta de coordinación se pueden apreciar en las articulaciones de las muñecas y los tobillos.

En estos últimos, los músculos pueden haber perdido volumen y la piel puede tener una tonalidad distinta al resto de la pierna.

La cabeza parece no estar unida al cuello, suele tenerla ladeada, dando el aspecto de un hombre colgado del cuello.

Es posible que tenga un hombro más desarrollado que el otro y ambos estén inclinados hacia adelante y puede padecer algún tipo de desviación en la columna vertebral.

El lado hacia el que están desviados nos dará una señal sobre cuál es la parte que quieren relegar a la sombra.

En ocasiones podemos advertir una acusada desigualdad entre las dos mitades del cuerpo, como si no pertenecieran a la misma persona.

Los brazos y las piernas son alargados y penden como apéndices extraños más bien que como extensiones del cuerpo.

En alguna medida, producen una impresión semejante a una marioneta de trapo, a quien los brazos le cuelgan de los hombros y las piernas de la pelvis.

El aspecto de su cuerpo es frío y su rostro se asemeja a una máscara, hay una continua ausencia de alegría en su expresión.

Su voz es apagada y débil y tiene cierta dificultad para vocalizar, lo que hace exigir un enorme esfuerzo a su interlocutor para seguir el hilo de la conversación, lo que, con cierta frecuencia, da como resultado el aburrimiento.

La boca no es carnosa o sensual, la mayoría suelen tener los labios finos.

La frente puede estar aplanada.

Habitualmente, los ojos son pequeños, pero bastante abiertos, con el objetivo de poder observar y controlar todo lo que ocurre a su alrededor y así poder escapar.

Carecen de vivacidad, su mirada es vacía e inexpresiva, lejana, como si el sujeto estuviera ausente y tendrá dificultades para establecer contacto visual directo con otras personas.

(La mirada es una de las formas más íntimas que permite el acercamiento entre dos seres humanos. Es posible que aún permanezca en su retina el dolor que le pudo provocar una expresión de hostilidad en los ojos de su madre).

Desviar su mirada se ha convertido en un método de defensa habitual, es un recurso para eludir cualquier tipo de amenaza, rechazo y ataque por parte de otras personas.

(Hay que tener en cuenta que a través de los ojos no solo se pueden observar sentimientos de temor, de dolor y tristeza, sino que también podemos percibir el afecto, la ternura y el amor de los demás, si cierras la puerta para una cosa, también se cierra para lo demás).

Estos síntomas son muy reveladores de la actitud de huida o de intentar apartarse de alguien que le molesta.

En vez de afrontar la realidad conscientemente, trata de escapar de ella (lo ideal es comprender y curar nuestras viejas heridas y permanecer con los ojos abiertos, conscientemente.

Desde ese estado de consciencia nuestra mirada se transforma y entonces podremos ver el mundo, la existencia con admiración y reverencia).

Otro detalle que refleja con claridad su permanente estado de miedo y ansiedad es la frialdad de sus pies y de sus manos.

Los pies se contraen y enfrían y suelen estar vueltos hacia afuera; el peso del cuerpo carga sobre la parte exterior de los mismos.

En sus pies se refleja que no está enraizado en el mundo, sino que se desliza sobre el suelo como si estuviera flotando, ajeno a la realidad, que no desea ver.

Sus manos frías son símbolo de distancia, no reciben suficiente irrigación sanguínea porque no están conectadas al corazón, con lo cual se demuestra que no está abierto a establecer contacto con los demás.

Mostrará un gran desapego por el cuidado y la protección de su cuerpo físico, porque, ¿cómo puede cuidar de algo de lo que no es consciente y que incluso puede detestar?

Una muestra de esto puede ser la despreocupación sobre sus dientes, su dentadura puede estar defectuosa o estropeada, con dientes descoloridos y careados, e incluso carecer de alguna pieza.

A veces, puede cometer excesos y agresiones contra su cuerpo fundamentadas en teorías, creencias o fanatismos intelectuales, que pueden provocarle graves problemas de salud.

Por ejemplo, la práctica de regímenes alimenticios, ayunos, drogas, etc.

La separación de su cuerpo se pone de manifiesto también en la forma despreocupada y descuidada que tiene para vestirse.

Como no vive aquí y ahora, no hace caso a la moda, ni a costumbres ni a tradiciones. Cualquier cosa viene bien.

Puede haber determinados fraccionados que, por el contrario, puedan estar más pendientes de su indumentaria a la hora de vestirse, pero lo harán siempre de una manera sui géneris, original. «Yo no soy como todo el mundo».

«Yo soy especial y visto a mi manera».

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Imagen: cohachingtobe.es

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Cris

    Hola Jomán, quiero hacerte una pregunta sobre el libro: ¿expones la forma del cuerpo de cada una de las heridas del ser humano?

    1. jomanromero

      Hola Cris, por supuesto, de cada una de las estructuras. Es muy importante. Saludos

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