
La presbicia, también denominada vista cansada, es un defecto del ojo que no ve con claridad los objetos cercanos a causa de una mala acomodación del cristalino.
Los síntomas aparecen alrededor de los 45 años y progresan hasta los 60 aproximadamente.
La presbicia traduce nuestra incapacidad para ver clara y objetivamente la realidad y las cosas que nos rodean.
Tenemos dificultades para adaptarnos a las personas y a las circunstancias que tenemos a nuestro alrededor.
Padecemos una falta de “acomodación” en la vida».
“Me acomodo menos fácilmente que en otro tiempo”.
“No quiero ver lo que tengo delante de mí. Rechazo acomodarme”.
Quizás nos cueste trabajo ver nuestra entorno familiar actual o nuestra situación laboral.
No vivimos ni disfrutamos de nuestro presente por pensar en un futuro incierto.
En ocasiones, se hace patente la falta de proyectos para el presente. Podría interpretarse como una pérdida de entusiasmo por el presente y miedo, aprensión por un futuro angustioso, tanto para nosotros como para los nuestros:
“¿Qué haremos en el futuro? Algo malo puede pasar. Todo está atascado…
La presbicia refleja a menudo el miedo a envejecer. Nos resulta difícil mirarnos en el espejo, ver cómo envejece nuestro cuerpo, no vernos tan deseable, etc.
“Tengo miedo de ver la muerte, la jubilación, la enfermedad, la vejez, etc. y sé que acabarán llegando”.
“No voy a tener tiempo suficiente para llevar a cabo mis proyectos”.
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Imagen: elmira.es