
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que afecta principalmente a los pulmones.
También puede localizarse en los huesos, los riñones, la piel, u otros órganos.
Conflicto: Fase de reparación de un conflicto de alveolos (miedo a la muerte).
Conflictos relacionados con la delimitación e invasión del territorio.
Sensación de miedo inminente a morir por falta de oxígeno (en el territorio).
Sensación de falta de oxígeno por atmosfera limitada, por falta de libertad, por sobrepoblación, familiar o geográfica.
Conflicto en los intercambios (en el territorio).
Tuberculosis ganglionar: Conflicto del cuchillo sobre la garganta, por problemas financieros por ejemplo.
Tuberculosis cervical: Conflicto de tener “la soga al cuello”.
Miedo a ser mordido en la yugular por el “macho alfa”.
En general, los afectados por tuberculosis son personas desanimadas y tristes que han perdido la esperanza, la confianza y las ganas de seguir luchando.
Surge después de un conflicto, de una herida sufrida en el plano emocional que el enfermo mantiene en su recuerdo inundándole de tristeza, melancolía, pena y soledad.
El individuo se consume con la autocompasión y la desesperación.
Al final estos sentimientos ahogan (respiración) su capacidad de recibir la vida.
Recomendaciones para recuperar la salud física, emocional y espiritual:
Aunque la tuberculosis ya ha dejado de ser una amenaza para la vida, el mensaje que trasmite continúa siendo el mismo.
Existe un desequilibrio emocional interior y poca comprensión.
La pena y la tristeza también son buenas, purificadoras, si las aceptamos y nos sumergimos en ellas.
La tristeza nos lleva hasta lo más profundo de nosotros mismos.
Hasta allí donde quizás nunca la felicidad nos podría llevar.
La pena, si la aceptamos y la integramos, saldremos de la experiencia totalmente limpios del pasado y completamente rejuvenecidos.
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Imagen: elcomercio.com